Octubre de boda

/ noviembre 9, 2017

El pasado mes de octubre pudimos compartir un día maravilloso con Álvaro y Sara.

Es sensacional ver como dos personas que congenian tan bien acaban uniendo sus vidas. La iglesia de la Clerecía fue testigo, junto con las nubes, de este enlace tan bonito. Fue un día de discursos, emociones, lágrimas y risas. Un boda de miradas, de risas cómplices, nervios, como todas en general pero con sus diferencias muy particulares; una boda con muchísimo sentimiento, con intrahistorias con mucha importancia.

Después de la ceremonia y el arroz, nos dirigimos a hacer un ruta rápida por los monumentos más representativos de la ciudad de Salamanca antes volver a seguir compartiendo esa alegría con sus familiares y amigos. Unas fotos que comenzamos de día y acabamos de noche a los pies del puente romano. Como siempre, nos quedaron mil ideas y lugares que visitar pero la familia aguardaba y al fin y al cabo tal día es para celebrar con ellos.

De cualquier modo a Álvaro y a Sara les dió tiempo a regalarnos grandes miradas, poses, caricias y una complicidad envidiable. Es muy fácil trabajar cuando una pareja que se quiere se muestra tan espontánea, como son ellos en su día a día, y se abren a ti, para dejar que inmortalizase cada detalle.

Es un hecho que nosotros siempre seguiremos teniendo a nuestra disposición buenos equipos fotográficos para trabajar que nos aporten esa calidad que tanto nos define, por otro lado también sabemos que siempre habrá algún paisaje increible o esos monumentos que adornan ciudades como ésta, pero la diferencia la marca cada pareja, la naturalidad, la espontaneidad, el amor… porque cuando los novios te regalan una sonrisa sincera ellos mismos hacen que tu trabajo luzca mucho más.

Sara, Álvaro, os deseamos lo mejor de corazón porque sois fantásticos, no cambiéis nunca.

Aquí os dejamos un pequeño adelanto de su reportaje de bodas, confiamos en que os guste.

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